Capítulos de Final Fantasy VII Remake parte 18

Seguimos con los capítulos de Final Fantasy VII Remake, ahora la parte 18 de esta serie. Abarcaremos uno más, concretamente el último episodio de este juego. El anterior lo podéis leer aquí.

Aviso una vez más que en este capítulo voy a poner varios diálogos literales en su traducción al español mientras cuento lo que ocurre en episodio. Igual que hice en el anterior, vaya. Creo que son importantes palabra por palabra como para escribir solo mi interpretación. Ya sabemos que la trama es un poco complicada de entender a veces y puede causar confusión.

Capítulo 18
Allá donde conduzca el destino

El capítulo empieza con una graciosa conversación entre el optimista de Barret y el cauteloso de Red XIII, donde este último acaba sonriendo a petición del primero. Pero no hay tiempo para bromas, pues son testigos de como una cantidad masiva de Ecos del Destino está rodeando Shinra y cubriéndola por completo. Dentro del edificio, Rufus observa a los entes sin entender qué son. Está junto a Tseng, pero no queda claro si el Turco no los ve o simplemente evita pronunciarse al respecto. Rufus le ordena que sus hombres atrapen al grupo protagonista recién fugado.

Fuera, nuestros héroes se preguntan por la razón que lleva a los Ecos del Destino para reunirse ahí, pero ni Aerith es capaz de responder a eso. Barret se preocupa por la suerte de Wedge, pero no puede asegurar la vida de su camarada. Una patrulla de Shinra se acerca con la intención de arrestarlos e inicia la espectacular huida. Tifa conduce la camioneta (el Shinra Hauler SA-37) con Aerith de copiloto, mientras Barret contiene desde atrás a los perseguidores y Red XIII aconseja/cura a Cloud sobre la marcha. Pero el peso real de la acción recae en el mercenario, que debe ir deshaciéndose de los atacantes con su arma mientras conduce su moto (la Hardy-Daytona).

Les atacan motoristas, camiones y máquinas de todo tipo. Viene incluso un helicóptero, pero Cloud salta con la moto (a lo Roche) y lo derriba de un espadazo. Sin embargo, el vehículo aéreo cae y la camioneta del grupo debería haber colisionado con él… pero son salvados por una barrera que forman los Ecos para protegerles. Como dice Red XIII, no están de su bando, si no que protegen el destino y el de nuestros protagonistas no era caer ahí. Luego los alcanza una máquina más peligrosa, pero acaban destruyéndola igual dándole el golpe final en una bonita combinación entre el mercenario y Red.

Todo marcharía bien ahora, si no fuera porque justo en la parada del peaje la presencia de Sephiroth hace frenar bruscamente a Cloud.

A las puertas

El grupo se baja de sus vehículos y continúan andando. Las conocidas plumas negras preceden al descenso de Sephiroth desde el cielo, quien se acaba encarando con los protagonistas una vez aterriza. Barret hace ademán de avanzar hacia él, pero Aerith lo detiene. Nuestra florista favorita avanza un par de pasos y le dice a Sephiroth que se equivoca. Él responde que todo es oscuridad para quienes se ciegan a la verdad, pero Aerith le acusa de ser él quien emana dicha oscuridad. El villano declara que los hijos de Gaia se deben a ella y que si el planeta muriera hoy, ellos también morirían. Cloud lo amenaza directamente, asegurándole que no será el fin del mundo, pero sí el de Sephiroth.

Justo después ocurre otro fenómeno con los Ecos del Destino. Los millares que rodeaban el edificio de Shinra se empiezan a extender para abarcar más terreno, cubriendo todo Midgar. Mientras lo hacen, emiten desagradables chirridos, como si sufrieran. Las entidades también rondan al grupo de protagonistas.

El plano se aleja súbitamente y vemos ni más ni menos que a Zack Fair, quien a buena distancia parece observar Midgar rodeada por estos Ecos. Pero pronto se gira para prestar atención a los muchos soldados de Shinra que están apuntándole con sus armas. Parece que estamos reviviendo el final de Crisis Core, con un Zack repitiendo sus míticas palabras ante su Espada Mortal antes de cargar hacia sus enemigos.

La amenaza de Sephiroth

La escena vuelva a la actualidad, empezando con un breve plano de Aerith que rápidamente muestra al grupo entero. Sephiroth abre una brecha en el muro de Ecos que obstaculizan su paso al exterior de Midgar. Tras una de sus intensas miradas a Cloud, le promete que lo estará esperando y camina tranquilamente a través del paso. El mercenario se dispone a ir tras él, pero Aerith lo detiene y comenta que no habrá marcha atrás. Luego ella misma se adelanta, utilizando el mágico toque de su mano para abrir otro hueco. Justo como hizo Sephiroth, pero con un efecto de luz en lugar de la oscuridad previa.

Tifa pregunta sobre lo que hay al otro lado, y la respuesta de la florista es «Libertad». Una libertad infinita y aterradora, con un cielo azul sin límites. Anuncia que las voces que escucharon antes eran las del planeta, quienes nacieron de Gaia y, al final de su vida, volvieron a ella. Asegura que sufren por culpa de Sephiroth y él no las escucha. Que no percibe la ternura de sus recuerdos ni la felicidad que hallaron en vida… como entendemos que sí hace Aerith. El villano las ignora y no le importará cuando se apaguen, pues según él lo único importante es el planeta y va a hacer lo que sea para protegerlo de cualquier amenaza.

Pero la florista dice que es el propio Sephiroth quien lo amenaza, más que nadie. Y es para detenerlo que pide ayuda al grupo, pues sabe que juntos podrán derrotarlo (¿lo sabe por puro optimismo o por algo más?). Sin embargo, dice que al vencer en esta batalla cambiará algo más que su destino. Si obtienen la victoria, Aerith afirma que ellos mismos cambiarán también. Esa era la razón por la que no quería que el mercenario cruzara.

Los Ecos vuelven a emitir su desagradable chillido, reivindicando su sufrimiento. Cloud se pronuncia diciendo que está harto de ver sufrir a los demás, siendo así el primero en comprometerse a derrotar a Sephiroth. Los otros le siguen y juntos atraviesan el muro de luz de Aerith. Barret es el último en cruzar, declarando que no es la primera vez que planta cara al destino. Girándose un instante para prometer a su hija que volverá, va tras los demás y se adentra en el luminoso paso.

El destino resiste

Un ejército de Ecos del Destino están esperándoles al otro lado, formando grandes tornados que consiguen alzar en el aire al grupo de protagonistas y dispersarlos en las alturas. Solo seguimos a Cloud, viendo como contempla Midgar desde las alturas antes de preocuparse de la verdadera amenaza formándose a sus espaldas. La mayoría de Ecos están fusionándose masivamente y convirtiéndose en una gigantesca entidad llamada Presagio, que se ataca al mercenario lanzándole escombros.

Cloud tendrá que ir saltando entre las plataformas alzadas en el aire, recorriendo ágilmente el irregular terreno. Acaba encontrándose con Tifa y Barret luchando con las entidades. Junto a ellos debe enfrentarse a tres presagios menores que invoca su enorme adversario. Los combaten un rato antes de verse obligados a huir de la plataforma donde están situados, que empieza a caer. Tras repetir otra vez más la escena ya clásica del Remake donde Cloud está apunto de caer y es salvado por los pelos, retomamos la lucha con los presagios menores. Una huida más y, en el tercer enfrentamiento contra ellos, herimos a uno lo suficiente como para debilitar al Presagio principal, haciendo que se le desprenda un brazo.

Visiones de futuro

Aerith y Red XIII al grupo, pero justo en ese momento el Presagio les lanza unos coloridos hilos. Al alcanzarlos, provoca que presencien breves escenas que sucederán si caen derrotados, como confirma el propio Red XIII. De hecho, en la primera lo vemos a él corriendo por el páramo desértico junto a lo que parecerían sus crías (igual que en el final del título original). No tienen mucho tiempo para pensarlo fríamente, pues el Presagio ataca de nuevo.

Cloud y Red XIII intuyen que deben acabar con las invocaciones menores de la gigantesca entidad en primer lugar, así que a eso vuelven a dedicarse. Esta vez luchan ellos dos con Barret. Al vencer, nos enfocamos ahora en Tifa cuando vemos otra escena del posible futuro: un gran meteorito aproximándose al planeta. A la chica le perturba la visión lo suficiente como para quedar desprotegida ante el ataque de un presagio menor, pero Cloud la protege a tiempo.

Como ve que vuelven a regenerarse, el mercenario sugiere separarse para combatir a todos los enemigos a la vez. Barret se pide el grande, y Red marcha para apoyarlo. Eso deja a Aerith, Tifa y Cloud contra los tres presagios menores. Vemos como las tres entidades se juntan para formar el Eco de Bahamut, el cual acaba despachado rápidamente. Esto debilita al Presagio y es la ocasión de la otra pareja para atacar al gigante con sus respectivos límites. El daño provoca que vuelvan las visiones, y desde la perspectiva de Cloud vemos una breve secuencia de él cargando contra Sephiroth. Otra ronda más, y una visión extra para el mercenario sobre una materia cayendo al agua y la silueta de Aerith en posición de rezo.

Es en este último ataque, con Barret gritando «¡Avalancha!» cuando el Presagio acaba cediendo terreno. Y otra escena del posible futuro, ahora ya incierto, donde vemos un paisaje con una figura en medio del agua que nos resultará familiar. El gigante parece ponerse serio, atacándonos personalmente con su cuerpo, pero acaba cayendo rápido y desmoronándose poco a poco.

La última batalla

Una luz intensa envuelve al grupo y cuando Cloud pregunta a Aerith que donde están, ella simplemente niega con la cabeza. El mercenario recuerda la frase de Sephiroth sobre que lo está esperando. Y de pronto, se muestra sobre el grupo un enorme meteorito con Sephiroth al frente. El fenómeno se desvanece y solo queda el villano, quien les lanza escombros para volverlos a dividir una vez más.

Cloud queda separado del grupo y, con la épica música ambientando el esperado momento, Sephiroth se planta ante él y se dispone a luchar. A partir de aquí la escena puede cambiar según nuestras acciones pasadas, interviniendo unos personajes antes u otros. Cloud es superado, pero Aerith (en mi segunda partida) acude a ayudar destrozando una roca que iba destinada a impactar duramente en el mercenario. Pese a que luchan juntos, Sephiroth es demasiado para ellos y los paraliza, pero son ahora rescatados a tiempo por Barret. Entre los tres parecen conseguir debilitarlo y es cuando Tifa y Red XIII llegan junto a sus amigos.

Aerith les anima afirmando que podrán con él, y deben hacerlo para así cambiar el mundo a bien. Entre todos colaboran en otra de sus espectaculares combinaciones en la que Cloud acaba dándole el golpe de gracia a Sephiroth. Su rival se desvanece entre Ecos del Destino, descubriendo nosotros así que este era la formación de varias de esas entidades, y no el real.

Nuestro protagonista es transportado al que es nombrado como el Horizonte de la Creación, donde Sephiroth le advierte que se embarca en un futuro inexistente. Asegura que él no desaparecerá en esta ocasión. «Ni dejaré que tú lo hagas» añade, mirando hacia otro lado, por lo que no sabemos al 100% si se dirige a Jénova o al planeta. Sephiroth ofrece a Cloud unirse a él para librarse del yugo del destino. El mercenario se niega rotundamente y ambos se enfrentan en otro duelo e espadas. El villano vence al protagonista, desarmándolo. Luego le dice lo siguiente a sus espaldas: «estás a siete segundos del final, quizá sea tiempo suficiente para ti. Pero, ¿en qué lo emplearás? Ansío verlo».

Consecuencias

Cambiamos de escena y vemos a Rufus mirando por la ventana. Cuando Heidegger viene y lo llama vicepresidente es ignorado, al contrario que Tseng, quien sí lo llama «presidente» como él desea. El nuevo líder de Shinra se reúne con sus ejecutivos y parece sonreír. También vemos a Hojo en su destrozado laboratorio, justo donde retenía a Jénova. Pero no está preocupado y de hecho empieza a reír como solo un villano loco puede hacer.

Después pasamos a una escena en el páramo desértico cercano a Midgar donde vimos a Zack combatir con los soldados. Una bolsa se acerca a la cámara, mostrando un primer plano del perrito Stamp de Shinra. Ahí vemos que el dibujo ha cambiado, simbolizando con esa pequeña pista que el mundo ahora es diferente. Y tan diferente: Zack Fair se alza victorioso ante el ejército de soldados que en otro tiempo le habían causado la muerte. Cuando va a buscar a Cloud (el de su momento, no el actual), que lo tenía escondido de sus enemigos, es testigo de como Midgar es envuelto en luz. Esta poco a poco se va desvaneciendo y se muestra liberada de los Ecos del Destino que antes la rodeaban.

En otra escena, vemos el sector 7 de una ruinosa Midgar con sus ciudadanos ayudándose entre ellos por los destrozos, quizá intentando hacer el lugar habitable de nuevo. La conocida Marle está entre ellos y también ahí presencian las luces. Vemos un plano del Hogar Fronda en el sector 5, donde descubrimos ciertas pertenencias de Jessie sobre una mesa. Y al propio Biggs tumbado en la cama junto a ellas, herido pero vivo. Marlene por su parte se encuentra en casa de Elmyra, y la vemos sentir la llamada lejana de su padre.

Hacia lo desconocido

Barret está despidiéndose de su hija una vez más, en las afueras de Midgar. Tifa pregunta a Aerith sobre qué hacer ahora, pero al parecer la florista no sabe la respuesta. Cloud, que se encontraba observando una de las plumas negras de Sephiroth, declara que mientras él esté vivo debe combatirlo. Aerith le promete que lo derrotarán y Tifa, Red XIII y Barret se unen a esa misión. El líder de Avalancha alega que si Sephiroth quiere destruir el planeta, es enemigo de su grupo.

Tras la declaración de intenciones de todos, vemos una escena (del pasado, entendemos) donde Zack está arrastrando a Cloud hasta Midgar después de la cruenta batalla que ha librado. Y el tiempo se ralentiza cuando pasa justo por el mismo lugar donde están ahora mismo Aerith y el Cloud actual, en una imagen muy significativa que aviva el misterio de lo que sucederá a partir de ahora. La florista parece sentirlo. Alzando la mirada, confiesa echar de menos el cielo de acero. Y con esa frase concluye este Remake.

Historia: 7’5

Debo admitir que la segunda vez alcanzando el final de este juego entra mejor que la primera. El cerebro ya ha asumido el impacto inicial de acontecimientos tan importantes como la vuelta de Zack, Biggs y lo más probable es que también Jessie. De Wedge parecemos habernos olvidado. Pero bueno, vamos por pasos.

Protagonistas a la altura

En esta última recta volvemos a ver como el Remake se ha encargado de dar profundidad y desarrollo a los personajes que ya conocíamos. Se ha puesto un especial enfoque en Barret aquí, dando pistas de que algo parecido pasará con Red XIII. La relación entre los dos promete darnos muy buenos momentos en el futuro, como de hecho ya ha conseguido en este pequeño tiempo de convivencia que han tenido durante este primer Remake.

Y luego está Aerith, cuyo liderazgo (mínimo espiritual, por así decirlo) se consolida en este final. La vemos afrontar sus miedos, enfrentarse al destino e intentar guiar a los demás para que caminen a su lado. El objetivo lo marca ella misma: derrotar a Sephiroth. En lo personal, me sabría a poco que se divida en simple «luz» y «oscuridad» con estos dos personajes antagónicos. Creo, o mas bien es un deseo personal, que el futuro de este Remake no tratará solo de eso.

Teniendo en cuenta el currículum de Sephiroth a lo largo del juego original y Crisis Core, pienso que quedaría demasiado forzado volver a situarlo como la meta. Pienso que el villano principal sería más interesante si ese rol lo ocupara Hojo o la propia Jénova. Sephiroth puede tener otro destino y debería ser así, pues ya que están cambiando cosas, volver a verlo como el jefe final sería repetitivo. Además, que ya lo han explotado mucho aquí de esa forma, aunque el enemigo de este Remake fuera el propio «Destino».

Los Ecos del Destino

Aunque considero sinceramente que la aparición de estas entidades ha sido excesiva e incluso absurda en algunas ocasiones, creo que no fue una mala idea situarlas como el enemigo a batir en el Remake. Querían cambiar las cosas y es muy simbólico que el jefe final a derrotar sea el propio destino. No está nada mal, de hecho me gusta el concepto para esta nueva entrega. Es algo arriesgado, pero abre muchas puertas.

El problema no es solo lo que mencioné antes, el uso de estos Ecos constantemente hasta el punto de intervenir cientos por romperle una pierna a Jessie. La cosa es que quizá entre sus actos y las aclaraciones de Aerith y Red XIII explican bien su función. Sin embargo, todo lo que genera su «derrota» no queda nada claro, y menos para un jugador nuevo que se adentre por primera vez en Final Fantasy VII con este Remake.

Intento meterme en la piel de alguien que no conoce a Zack Fair ni su historia, y encuentro que no tiene forma de entender la atemporalidad de las escenas mostradas. Tampoco sabrá que en su día lo mataron los mismos soldados que ahora derrota, pues un jugador nuevo no es consciente de que ahí murió este héroe. Sí, quizá se acabe explicando bien en próximas entregas… pero este es un juego individual y debería funcionar como tal, pese a ser parte de un proyecto mayor.

Soy consciente de que la pista del perrito Stamp y su nuevo diseño para señalizar que han ocurrido cambios bruscos en el mundo tras la derrota de los Ecos. Pero me parece algo difícil de ver si no eres veterano en la saga, pues entrando de nuevo resulta demasiada información desconocida y difusa que absorber. Como para fijarse en esa bolsita que vuela hacia la cámara, vaya. Creo que es un error y está mal explicado; para mí le baja puntos al argumento en su recta final.

Zack y Biggs, el regreso

Como fan incondicional de Zack Fair tras experimentar la magnífica historia que vivimos en Crisis Core, tuve sentimientos enfrentados la primera vez que presencié este final. Zack tuvo una muerte muy digna y épica, es cierto que fue triste, pero se me ocurren muy pocos finales que igualen al suyo y mucho menos que lo superen.

Pero hay que ser realistas. Nadie nos quitará la experiencia de Crisis Core, ni de Final Fantasy VII original. Están ahí para disfrutarse siempre que queramos. Ahora tenemos la oportunidad de embarcarnos en una nueva historia, acontecimientos que pueden sorprendernos (para bien o para mal) y esa emoción ante lo desconocido. He acabado aceptando ese hecho y tomando el suceso como un punto positivo del Remake. Ahora mismo, me muero de ganas por conocer el papel de Zack Fair en la nueva aventura de Final Fantasy.

Con Biggs lo mismo pero en menor medida, claro. Ya me gustó lo poco que salía en el juego original y aquí ha sido mi favorito de los amigos de los secundarios. Creo que si se quedaba muerto estaría mejor hilado, pero ahora lo tienen ahí disponible para hacer algo interesante con él. Aunque pienso que son infinidad de posibilidades y es imposible que satisfagan a todo el mundo con esto. Por eso pienso que se han dejado demasiadas puertas abiertas.

Jugabilidad: 8

El evento de huida con la moto es simplemente espectacular y desearía que lo hubiesen explotado el triple. En lo personal, es de lo que más me gustó de pequeño a pesar de al rejugarlo años después me di cuenta de que lo tenía algo sobrevalorado. Sin embargo, en el Remake es tan emocionante como podría esperarse y cuesta entender por qué no lo aprovecharon más allá de ese capítulo 4 con Jessie y Roche. Sí, quizá las piruetas en moto son poco realistas, pero no creo que nadie venga aquí buscando eso.

Dos Jefes en uno

El combate contra el gigantesco jefe del Presagio que forman los Ecos es muy vistoso. Pero en mi opinión se desluce al nosotros encargarnos solo de las tres entidades invocadas por él, todo mientras Barret y Red XIII atacan al cuerpo principal automáticamente. No es que esté mal, pero yo me habría esperado una lucha de proporciones tan masivas como las del propio coloso al que nos enfrentamos.

No fue así por desgracia y pienso que podría haberse aprovechado mejor. La lucha no gana sustancia ni cuando nos lanzan una copia de Bahamut, sintiéndose más para el fanservice que para otra cosa. Se entiende el procedimiento de vencer al gigante en términos de historia, pero la jugabilidad se desmerece para lo que debería ser un jefe final, pues añadimos que es bastante sencilla. Tampoco es que sea el último enemigo, en realidad.

Sephiroth «del Destino», por otra parte, sí ofrece un combate más interesante. Es desafiante en cierto modo, pues al menor despiste tus personajes pueden caer. Te deja poco hueco para respirar, aunque tampoco es de los retos más complicados en este Remake. Sin embargo, cumple un poco más como jefe final que el anterior. No sabía si separar a estos dos jefes, pues al fin y al cabo forman parte de la misma entidad. Podría considerarse un enfrentamiento único que se prolonga abarcándolos a ambos.

Conclusiones

Y este fue el último capítulo. En resumen, no llega a la altura del Remake que le acompaña. No lo digo por los arriesgados cambios por los que ha apostado Square Enix en esta nueva aventura de Cloud. Es más bien por la forma de explicarlo, que no me parece acertada, mucho menos al dirigirse a nuevos jugadores. La idea en si no la veo mal; Final Fantasy VII original siempre estará ahí y nunca se irá para los que lo prefieran.

Pero bueno, esto es lo que hemos tenido. Pienso que poco a poco acaban asumiéndose los errores, superados por las muchísimas virtudes que trae este Final Fantasy VII Remake. Es un juegazo en mayúsculas, al que le ha faltado muy poco para ser una obra maestra como primera parte. Esta fue la segunda/tercera vez que lo completaba, pero si alguien tiene curiosidad, así fueron mis impresiones del final al acabarlo la primera vez.

Solo nos queda esperar el resto con la ilusión de que harán las cosas mejor aún. Por mi parte, ha sido un placer la experiencia de este título, que se ha engrandecido al entretenerme para valorarlo poco a poco. Aquí acaba el análisis de la serie y ojalá pueda continuarla en la futura aventura.

«The Unknow Journey will continue»

Final Fantasy VII Remake